jueves, 25 de diciembre de 2014

Susurros del hada verde.

Fulgurantes destellos se aparecen ante mi,
clamando a las estrellas y haciendo temblar
incluso las más profundas simas del inframundo.
¿Qué sois, oh queridas musas luminiscentes? ¿Acaso el presagio
de una hora fatídica? No, no así
lo creo. Corramos ahora que aún hay tiempo. ¡Rápido!
¡Huid de mí! ¡Perdonadme la vida! '¿Vida?' me preguntáis
Satíricas. ¡Sí! respondo yo pletórico. ¡Sí!
repito. Mas mi seguridad no ahonda más que
mi piel, y vosotras lo sabéis, así como todo lo
demás. ¡Yo ahora os maldigo a medias desde la
tumba!, ¡a medias desde todas las cumbres!
Dejad tranquilos a los mortales, por muchos
que esos desgraciados os imploren vuestra
atención, no son dignos de tal fortuna ni
merecedores de tal castigo.
Id a por aquellos que estén dispuestos
a morir por ver la conjunción
perfecta entre papel y tinta. ¿Al resto?
Abandonadlos a su cobarde suerte.
Artistas se llaman. Rompo a carcajadas
sonoras. "artistas" más bien. Los
Artistas, los auténticos, os valoran más
que a todo lo terrenal, así que recompensadles
y castigadlos por ello [por tal osadía]. ¿Y a mí? torturadme
hasta mi último aliento, arrebatadme hasta
la última gota de sangre si con ello
me libráis de la tinta con la
que hago un burdo intento de creación.
Volvamos a las luces del princpio,
ya extinguidas. Oh, cuan bellas eran,
¿Por qué yo? ¿Por qué me he visto
forzado de esta manera?
Ahora aprecio cuan horripilantes somos.
Y cuanta belleza puede tener cabida en el
espacio limitado por nuestro campo visual.
¿Qué nos queda ahora a esos pocos malditos más
que pluma y papel
como defensa ante la más desquiciante
de las locuras? Así que ¡manos a la obra!
¡A crear! ¡ A vivir y a morir en cada párrafo!
A seguir existiendo más allá de nuestro cuerpo.
Pues tan solo hay otra opción y no creo
que muchos tengamos el valor suficiente
para hacer lo correcto ¿o acaso
me equivoco? Cobardes que seguimos vivos por
costumbre. ¡¡¡Hipócritas!!!
¡¡No se os ocurra negarlos pues no seréis
capaces de hacerlo con credibilidad alguna!!
Malditos. Ahí, seguid ahí. Pavoneándoos con
vuestras ridículas máscaras. Sois seres
despreciables que no alcanzáis a más que
fingir ser aquello que ni siquiera conocéis.
Me repugnáis. ¿Pero queréis saber algo?
Soy igual que vosotros.

Iván
25XII14


miércoles, 12 de noviembre de 2014


Destrozar la calma, leve movimiento,
Insuflar la vida de un cuerpo dormido,
Y ceder el paso a mi susurro hambriento
Para alimentarlo con lo no vivido.

Demorar la angustia con noches de insomnio
Oscuras y eternas, de humedad salada
E índole asesina en este busto bodrio
Entre versos rotos de un alma rasgada.

Permitirme el nombre al que juré silencio
Volviendo de heridas mi irreal pasado,
Conservarlo intacto pese a mis incendios
Mientras yo me aferro a mi proyecto alado.

Desdibujar sueños llenos de vigilia
Sangrando palabras, abriéndome el pecho,
Corromper la excusa que salva que alivia,
Enterrar con fuerza mi rostro en el lecho.

Phy e Iván.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Adiós.

Sigo sin encontrar un motivo por el que hacer esto más que el propio desgarro del ser. ¿Y acaso hay algo que merezca más la pena? Dudo que más de una, o quizá de dos, personas comprendan lo que aquí expongo.
En primer lugar, quiero dejar claro que nadie salvo yo es el causante de esto, permitid que me quede con el mérito. Supongo que cualquier otro hubiera seguido adelante sin muchas perturbaciones. Pero yo no. Tampoco es por estudiar, o no, física, sino, básicamente, porque el sueño principal de mi vida, y este era en lo único que me refugiaba, era el absoluto conocimiento, y para conseguirlo, la inmortalidad es fundamental. así como algún método de transporte a través del espacio que no requiera años para ir a la puerta del vecino de enfrente, ni que este subyugado por las leyes del tiempo que nos imponen a todos avanzar hacia delante al mismo ritmo. Podrá sonar como sea, pero era así, ese era mi sueño, el poder ver el Universo en todo su esplendor, el llegar a comprender el tiempo y como funciona este. Y para ello, debía estudiar física. No puedo resignarme a una vida "normal", a un trabajo y una familia, a vivir en el mismo sitio toda mi vida, no puedo, para mí, es preferible antes la muerte. Pese a lo que siempre he dicho, mejor la nada eterna que el sufrimiento temporal. No podía seguir mi vida esperando ver cumplidos algún día mis sueños, pues sé que si no hago lo que yo mismo considere correcto jamás sucederá esto. Lo siento, pero es así. La mayoría de vosotros, incluso los que os sentís verdaderamente plenos con vuestra vida, me dais pena, incluso aunque sienta envidia por estos últimos, pues os cegáis vosotros mismos a todo lo que os rodea, a la naturaleza de vuestra propia existencia. Me gustaría haber tenido más tiempo para hacer esto, para despedirme de las personas que considero necesario, así como para plasmar todos mis pensamientos, incluso aquellos más oscuros, en alguna parte, pero no ha sido así, el tiempo, ironicamente, me limita.

martes, 14 de octubre de 2014

Defraudado.

Sus ojos se abrieron lentamente y comenzó a vislumbrar grises siluetas, aquello era todo lo que podía ver desde hacía semanas. La ceguera se había cebado con él a un ritmo descontrolado, pero no podía quejarse, era lo propio de la edad, se decía a sí mismo. Sin embargo no lo aceptaba, no interiormente, él no iba a morir, no podía, siempre había tenido esa seguridad, sin embargo ahora quién lo diría. Más parecía un muerto que un vivo, sin apenas movilidad o fuerzas para incorporarse siquiera. Pero aún así. No. Él no. No podía, no debía aceptar que la muerte quisiera venir a llevárselo. Él, que pensaba que la había seducido para que le dejara tranquilo, que no envejecería y viviría para siempre. Pobre iluso. Pobre ignorante. La muerte no perdonaba a nadie, y él no iba a ser ninguna excepción. Volvió a cerrar los ojos, prefería pensar que no veía por propia voluntad de no abrirlos que por imposición de los años. Años, la cuenta se le hacía larga, pero era apenas una miseria, la vida de un humano corriente, ni un solo segundo más de cortesía. De nuevo, y tal y como llevaba haciendo desde hacía tiempo, se embarcó en las ensoñaciones de todo aquello que jamás vería. Nebulosas, civilizaciones desconocidas, planetas fulgurantes, agujeros negros, razas inimaginables. Hasta llegar a los límites del universo dentro de su imaginación. Vagaba como un ente entre galaxias, supernovas, y quásares, toda la belleza del cosmos le rodeaba. Inspiró profundamente admirando la belleza, así como la inmensidad de todo aquello, y muy lentamente, como si aún se negara a creerlo, exhaló su último aliento.


14/10/14

El cuentacuentos.

El bardo siguió su camino, marchándose sin despedirse, pues, ¿qué más daba? Les había regalado una historia que atesorarían como si fuera oro, pese a que, seguramente, al despertar ya no la recordaran, pero aún así la contarían. Eso era lo bueno de las historias, ¿no?
El sol aún no había salido, pero ya iluminaba el cielo de un pálido azul. El frío calaba bajo las capas de pieles que llevaba como abrigo. Le esperaba un largo camino, un camino sin fin, pues jamás podría acabarlo. Esa era la maldición, y al mismo tiempo suerte, de la gente como él, los cuentacuentos. Podría caminar sin descanso mil años y nunca llegaría a su destino, nunca tendría un hogar ni un lugar en el que quedarse a morir, el mundo entero era suyo, pero así mismo, él era del mundo entero, su alma se hallaba repartida entre las miles de personas que habían oído sus historias. Pero ese era su sueño, Fragmentarse hasta el punto de que ya no quedara nada de sí mismo. Ya ni la noche con sus horribles monstruosidades ni los hombres con su brutalidad le producían pavor alguno, los conocía, sabía cómo eran los humanos, y sabía, mejor que nadie, como era la noche, ya que esta había sido su hogar de retiro en innumerables ocasiones. Pero aún así, no se atrevía a decir adiós, siempre se marchaba bajo la bruma de la oscuridad previa al amanecer o entre promesas de que regresaría. Y jamás miraba atrás. No era su intención romper su palabra, pero sabía que aunque quisiera, sería su propia naturaleza la que se lo impediría. No era de los que regresaban, no era capaz, no debía aferrarse a nada (ni a nadie) salvo a sus historias, vivía por y para ellas, pues eran lo único que poseía, siendo estas más valiosas que todo el oro que los hombres pudieran ansiar. Las historias le mantenían con vida, y él hacía lo mismo con ellas.

14/10/14


El sol nacía de nuevo, como cada día, calentando las verdes praderas y ahuyentando con su luz la oscuridad de todos los rincones a los que alcanzaba. Sus largos brazos desperezaban acariciando las mejillas de aquellos que esperaban su llegada. El nuevo día ha llegado, de nuevo a la vida podemos volver, diciendo adiós a las tinieblas. Sin embargo no todo agradece la majestuosidad del sol, hay a quien solo le sirve para recordarle que el resto siguen vives, que en ellos la oscuridad la puede ahuyentar un poco de luz, y no al revés. Luz. Ojalá fuera tan sencillo para todos, ¿no?

14/10/14

martes, 23 de septiembre de 2014

Oscuridad.

Corazones desprotegidos esperando el suspiro que los despedace. Miradas marcadas por el miedo de aquello que se esconde tras ellas, sombras más oscuras que cualquier lugar imaginable. Mentes atormentadas. La necesidad de una salida cada vez más acuciante. Huida. Huir. ¿A donde? ¿Que nos queda cuando ya hemos acabado con todo aquello que conocíamos? Destruyámonos. Es el fin de todo, ¿no? La destrucción. No somos más que polvo tomando formas puramente casuales. Odio. Rabia. Sentimientos coléricos. Ya no queda luz bajo la que refugiarnos. Un refugio. Ojalá fuera tan fácil poseerlo como nombrarlo. Todos anhelamos uno, es por ello que creo que lo estamos haciendo mal. ¿De qué refugiarnos? ¿Por qué? La vida debería ser maravillosa. Debería. Tantas cosas deberían ser de un modo distinto. Sombras acechantes por el rabillo del ojo. Sombras que se mueven y desfilan a mi alrededor. Sombras oscuras. La oscuridad lo impregna todo.

domingo, 31 de agosto de 2014

Ejercicio 01-El calcetín rojo

Sé que llevo un tiempo sin subir nada, pero lo que últimamente escribo lo considero incluso demasiado personal para publicarlo. Paralelamente a estos escritos solo para mí, he decidido comenzar una especie de curso de escritura creativa (más que curso, se trata de una serie de ejercicios; web donde encontrar dichos ejercicios).
El primer ejercicio se titula el calcetín rojo, y parte de la premisa "Se pasó una hora buscando el calcetín rojo". La descripción del ejercicio la podéis encontrar aquí: Ficha 01

En primer lugar tengo que pensar en 5 quién y sus por qué para la premisa anterior, despues, debo elegir una de las cinco opciones y escribir una historia de, como mínimo 300 palabras.

  1. Pepe, un viejo mimo que lo necesitaba para ir a la plaza a trabajar, como llevaba haciendo cerca de diez años.
  2. Marc. un supersticioso joven que quería una prenda interior roja que no fuera el clásico calzoncillo, para comenzar el año nuevo
  3. Maica, una muchacha que tenía que completar su disfraz de Wally para desfilar en la cabalgata del pueblo.
  4. Roberto, un cuarentón fracaso al que habían contratado en unos grandes almacenes para hacer de Papa Noël.
  5. Laura, la madre de Raúl, un niño de siete años que lo necesitaba para ir a jugar la final del campeonato de fútbol.
Opción 2 (Marc).

Se pasó una hora buscando el calcetín rojo, hasta que lo encontró detrás del viejo baúl de madera que le había regalado su difunta abuela hacía ya seis años. Eran las nueve y media, así que quedaban escasos treinta minutos para la hora acordada con el conductor del micro-bus que debería llevarles a él y a sus amigos al salón-discoteca donde habrían de pasar la nochevieja. Se puso rápidamente los zapatos y fue al baño para mirarse al espejo por última vez aquella noche. -No estaba mal- se dijo, y se dirigió a la puerta, asegurándose antes de cerrar de haber cogido tanto las cartera como las llaves de la casa y del coche. Al bajar a la calle casi corrió hasta su vehículo, el tiempo apremiaba. Se sentó en su interior, introdujo la llave en la ranura y dio al contacto. Encendió los faro delanteros y maniobró para salir de la plaza de aparcamiento que estaba ocupando. Se dirigió al parking donde debería estar ya el autobús, y probablemente también sus amigos, pasando por la iluminadas calles de la ciudad, algunas de ellas con tantas luces que podría haberse dicho que era de día si uno hubiera evitado mirar hacia arriba para no ver los millares de coloridas bombillas. Llegó al aparcamiento pasadas las diez en cinco minutos, sin embargo aun faltaban un par de amigos, así que aun tendría que esperar. Aparcó cerca del grupo, que no superaba la quincena de integrantes, y bajó del coche justo para ver como entraba el último coche en el que venían el par de amigos que se habían retrasado incluso más que él. Se acercó al micro-bus y fue saludando una por una a todas las personas que allí se encontraban. Aspirando los perfumes con que le brindaban. Siempre lo hacía, le encantaban los olores, oler a las personas discretamente cuando pasaban a su lado por la calle o cuando se acercaban a saludarle. Por fin, tras haber aparcado, se acercó a ellos la última pareja, Jesús y Sara, los cuales repitieron el tedioso ritual de saludar a todo el mundo individualmente. Cuando acabaron los saludos y las pequeñas puyas para los tres que habían llegado más tarde que el resto, se encaminaron todos al interior del micro-bus, donde se palpaba en el aire la emoción por la prometedora noche que les esperaba.

I.

31/8/14

sábado, 2 de agosto de 2014

Sentimientos.

Sentimientos, ¿Acaso no puedo mantener con vosotros una relación normal? Normal. No hacéis más que ignorarme, y yo a vosotros (no es mi orgullo para conmigo una de mis virtudes) hasta el momento preciso en el que brutalmente nos reencontramos, chocando, y rompiéndome en mil y un pedazos. Pedazos agrietados y resquebrajados que cuidadosamente reúno, con la suicida esperanza de poder enfrentarme un día a vosotros y salir ileso. ¿Y mientras tanto qué? Ahí os halláis, sabiendo que os temo un poco más tras cada choque. No. No puedo permitirme otro fracaso. Mi alma se ha convertido en un puzle de demasiadas piezas repeliéndose entre ellas, independientemente de su polaridad. Esta vez debo vencer. No. No es una batalla. Debo unirme a vosotros, debo deshacerme para que seamos unos. Pero quizás, y es lo más probable, vosotros acabéis indiferentes como siempre, y yo, roto como nunca.
Iván Contreras
2/8/14

lunes, 21 de julio de 2014

Al desnudo.

Sentimientos surgidos de la desesperación, cargados de tristeza. Palabras hechas dolor y escritas con lágrimas. No sé si es más terrible la tristeza o su ausencia, si con ella se desvanecen el resto de sentimientos. No sentir o sólo sentir dolor. Quizá seamos masocas emocionales. Quizá nos guste sufrir. Quizá no estemos hechos para esto y lo único que sabemos hacer es destruirnos con estocadas al aire, que aun sin acertarnos nos atraviesan la carne y el resto de corazas bajo las que nos resguardamos, como si no estuvieran hechas de nada más que vacío. Vacío. Tan vacío. O demasiado lleno. Es el punto en el que los extremos opuestos se funden haciéndose uno. El punto en el que todo y nada son lo mismo. En el que no hay diferencia alguna entre vida y muerte.

lunes, 14 de julio de 2014

Inicios.

La nieve caía formando un espeso manto en el camino, haciendo al muchacho avanzar mucho más lentamente de lo que le gustaría. Apenas quedaban un par de horas de luz, y tenía la intención de alcanzar la siguiente posada antes de que el cielo comenzara a cubrirse de estrellas y constelaciones.

El joven caminante divisó a lo lejos una luz, y, con la esperanza que le producía tras un lardo día de marcha, aceleró el paso. Al llegar, miró por la ventana que más cerca se hallaba de la puerta, y dentro pudo ver como variaban

domingo, 13 de julio de 2014

Explicaciones no merecidas.

    Esta vez no escribo con la intención de embellecer nada, sino buscando el desahogo a través de algunas explicaciones, pese a que creo que pocos, o nadie, son merecedores de ellas.

    No son pocos los que no entienden las ganas que tengo de trasladarme a Valladolid, pero esto no es del todo cierto, pues no me agrada demasiado, al menos por el momento, el lugar que ha de acogerme. Lo que yo busco es irme, no ir. Quiero quemar las raíces, que pese a mi mentalidad, he acabado por echar aquí. Necesito desperezarme, quitarme el polvo acumulado tras tantos años y romper con todo. Puede parecer algo drástico, de hecho, lo es, pero de igual modo, es necesario. No penséis que no siento dolor, y he ahí el problema, que no debería. Sé que si me quedo aquí acabaré pudriéndome, marchitándome y apagándome, y la vida es demasiado corta como para perder el tiempo aburriéndose. Esto no significa que no piense volver, pues quiera o no, este ha sido mi hogar, simplemente quiero distanciarme lo suficiente para que no siga teniendo tal apelativo, pues sé, o al menos creo, que mi lugar no está aquí, y cuanto más tarde en partir, más dolorosa será la despedida. Parafraseando a Mägo de Oz, no somos arboles como para echar raíces, sino humanos con piernas para movernos.

13/7/14

I

miércoles, 11 de junio de 2014

Intento de poesía X.

10/06/14

Anochece otra vez,
aquí viene de nuevo,
la amarga nostalgia,
que ahora tanto temo.

La luna en lo alto,
brilla por su ausencia,
impidiéndonos ver,
nuestras caras de espanto.

Maldita aquella hora,
y maldito aquel momento,
en el que me volví
merecedor de todo esto.

jueves, 5 de junio de 2014

Una sombra perteneciente a lo más real de la imaginación, Un vagabundo solitario, un viajero errante. Seguro que me conoces, soy aquel loco que un día creíste ver a lo lejos. Un coleccionista de emociones y recuerdos, hacedor de historias, e ilusionista (del tiempo) poco más que mediocre. Hijo de todas partes. Soy la llave que se forjó a si misma con el objetivo de no encajar en ninguna cerradura, pero aún así, capaz de abrir todas las puertas. Viejo soñador y muchacho crédulo, confiando en nadie y a la vez en cualquiera. Un gato con dos veces siete vidas, capaz de todo. Un cuerdo menos cuerdo que cualquier loco. Un misántropo de oscura y alegre mirada. Un inestable temerario, ludópata de apostar contra la muerte, pero prendado de la vida. Un amante del descubrimiento y de lo desconocido. Material de leyendas, por así decirlo. Un bardo ebrio de historias por contar. Creador de mundos. Nostálgico empedernido. Un bohemio-decadentista del siglo veintiuno, un romántico moribundo, miembro de una especie extinguida, o quizás ni siquiera nacida. Testigo de prodigios increíbles, víctima casual y afortunado sin igual. El antojo cómo brújula. Atesorador de amistades, filósofo desquiciado, poeta perdido. Genio disperso, palabras en el olvido, y, sin duda alguna, extraño individuo.

jueves, 29 de mayo de 2014

Cuenta atrás.

Sus ojos miraban al infinito, pero sin llegar a perderse en él, sino como buscando algo que aún no era visible. Esperando algo. Según sus cálculos ya debería haber ocurrido, pero aun faltaban unos cuatro minutos para que la luz alcanzase la Tierra.
Con que lentitud le parecía ahora que viajaban los fotones. ¿O eran las agujas del reloj las que se movían casi sin hacerlo?
Sus sentimientos con respecto a la situación se hallaban divididos, por un lado, no creía a ningún humano digno de presenciar el espectáculo que se avecinaba, pero por otra parte, se lamentaba de que ese no fuera el día en el que se pusiera fin a la humanidad.

Tres minutos

Su muerte estaba ya próxima, apenas le quedaba tiempo, pero se recordaba que, al igual que el resto de los humanos aún no emigrantes de la Tierra, había tenido la oportunidad de evacuarla, pero, ¿Para qué?
Su vida ya había durado mucho más de lo que habría sido natural si no hubiese recurrido al rejuvenecimiento genético. No necesitaba ni un sólo minuto más, ya había exprimido su existencia tanto como le había venido en gana.

Dos minutos

El tiempo se iba ralentizando poco a poco, por un instante sintió la necesidad de huir, de irse como habían hecho todo, pero no, su estúpido orgullo le había obligado a quedarse. A morir. ¿En que estaría pensando cuando tomó la decisión?

Maldito imbécil. Se había condenado al suicidio. Hubiera sido más fácil pegarse un tiro en lugar de sentarse a esperar su muerte. Pensó desesperadamente un modo de salvarse, pero ya era tarde, no había escapatoria, iba a morir con su planeta, en unos instantes el sol se habría expandido lo suficiente como para que su calor abrasarea por completo la vida terrestre.

Un minuto.

De pronto volvió a verlo todo más claro, la pregunta no era por qué quedarse, sino ¿Por qué irse? No tenía a nadie, no le importaba nada. Se calmó. Respiró profundamente. Para la superficie ya se había acabado, y lo único que aún le mantenía con vida era el refugio en el que se refugiaba desde hacía tiempo. Sin embargo, se encontraba en la parte más indefensa, aunque la única desde la que se podía ver el inminente espectáculo


Medio minuto.

No le quedaba tiempo para reflexiones. Volvió a respirar y trató de dejar la mente en blanco.



La Tierra había sido abrasada por el Sol, y con ella, su último habitante.


I.

25-5-14

jueves, 22 de mayo de 2014

Confessionibus Inmortalibus II. (Fragmento de alma VII)

-Ya veo, así que ha llegado el momento.
-En efecto, siento mi retraso, aunque no creo que deba disculparme por ello.
-¿Sabes? Si te soy sincero, llegué a pensar que te habías olvidado de mí.
-Oh, por supuesto que no, simplemente quería retrasar, tanto como me fuera posible, el encuentro con un viejo amigo de tu calibre, pero incluso para ser alguien como tú, te has burlado de mí demasiadas veces, pavoneándote entre esos mortales del hecho que no osara hacerte frente. Todo tiene un límite.
-Sin embargo, ambos sabemos que no eres rival para mí.
-Tampoco tu lo eres de mí, no al menos después de tantos años, has arriesgado demasiado, y ya, tras muchas monedas lanzadas al aire siéndote propicia, tu racha toca a su fin.
-¿Que harás entonces, si ni tu ni yo somo capaces de vencer al contrario?
-Forzarte a acompañarme, lejos de seres que puedan creerme débil debido a tus teatrales sevicias.
-¿Y que lugar sería ese?
-La nada, Y el todo al mismo tiempo.
-Creo que, antes de partir de forma definitiva, merezco una explicación algo más convincente.
-¿Cómo pretendes que te describa el todo?¿O la nada? En ocasiones, incluso tú, haces preguntas estúpidas.
-De acuerdo, pero si no es esa una pregunta de tu agrado, creo que tengo otras cuestiones que plantearte antes de encaminarme hacia mi destino.
-Me sorprende que a estas alturas aún guardes dudas sobre tu destino y tu lugar en todo esto, aún así, procede, por favor.
-Para empezar, y esto es algo que siempre me ha intrigado, ¿Por qué a mí?
-Supongo que no hay una única razón para ello, sino, más bien, un cúmulo de ellas. Lo primero que me hizo fijarme en ti, fue tu completa falta de temor hacia mí, casi parecía que te creyeras intocable, indestructible, ya desde muy joven, fuiste capaz de aguantarme la mirada sin pestañear, y ni siquiera cuando vertí mi fétido aliento sobre tu rostro te dignaste a vacilar. Pensabas que eras superior a mí, y que grande fue más tarde mi arrepentimiento al recordar el momento en el que te subestimé. Al principio lo tomé como un juego, pero me descuidé, y dejé que incluso me superaras, siendo ya demasiado tarde para reparar mi error. A esa falta de pavor inicial, cabe añadir que me caíste en gracia por tu asco hacia los que eran considerados tus semejantes. Y, cuando ya ni siquiera era capaz de hacerte frente, decidí alejarme de ti, con el objetivo de que hasta el momento en que nuestras fuerzas fueran de nuevo equivalentes (pues indudablemente, tarde  temprano, las tuyas se verían reducidas por el peso del tiempo), olvidaras que podías destruirme.
-¿Podría decirse que te acobardaste?
-Si llamarlo así hace que tu ego se vea aumentado, adelante.
-¿De que otra forma podría llamarse?
-¿Tienes alguna otra pregunta o crees que aún te queda tiempo para seguir perdiéndolo en nimiedades?
-Sí, supongo que hay más preguntas que deseo formular ¿Hay más como yo?
-Por supuesto, cientos de miles, millones, incluso.
-¿Y cómo puede ser que no haya dado jamás con otro a ser semejante a mí?
-Eso se debe a que os encontráis repartidos por todo el tiempo y el espacio. Y aun así, ninguno de tu especie. Debo reconocer que eres el primero de los humanos que ha logrado alzar la vista hasta el punto de igualarme siquiera, y de los pocos individuos en todas las dimensiones que conozco que ha sido capaz de sobrepasarme. Supongo que tengo que darte la enhorabuena por ello.
-Comprendo, ¿Será posible que los conozca, o que al menos lo haga con otras dimensiones, allá donde vamos?
-Eso depende enteramente de ti, ya lo entenderás cuando llegues. ¿Algo más?
-Una última cosa, ¿Hay más como tú?
-No.
-Entonces, que grande ha de ser la soledad que sientes. Pero, por otro lado ¿que te dice que al igual que yo, aún no ha llegado tu momento, e ignoras de la existencia de tus semejantes? Quizás seamos análogos, y un día te encuentres con alguien a quien, como yo hoy, debes rendir cuentas.
-Has dicho una última cosa, y he respondido, de modo que no tengo por qué contestar a más preguntas. Es la hora de marcharnos.
-Que irónico, al fin ha llegado el momento de partir hacia la nada y hacia el todo, junto a la muerte.


I.

22-5-14

sábado, 17 de mayo de 2014

Intento de poesía IX.

17/05/14

Borrachos de melancolía,
ebrios de soledad,
viviendo en nuestra imaginación,
rodeados por la oscuridad.

Hartos de esta monotonía,
que sin ninguna piedad,
nos ahoga, noche y día.

Te propongo una temeridad,
dame la mano y huye conmigo,
de esta humana sociedad.
I

lunes, 12 de mayo de 2014

Confessionibus Inmortalibus II. (Fragmento de alma VI)

Los recuerdos se arremolinaban en su cabeza, provocándole una terrible confusión. ¿Qué era real? ¿Qué no lo era? Las escenas, ya fueran verídicas o falsas, pasaban a toda velocidad por su retina, no por ello con menor detalle del que se podría haber apreciado tras años de minuciosa observación. Dolor, angustia, felicidad, ira, esperanza. Noches. Más noches de las que cualquier persona hubiera conocido jamás. Noches en vela adorando la luna, noches de pecados y de crímenes, noches de lujuria, noches entre olvidados manuscritos. Pero todas solo. Él había sido el único protagonista de su vida, pues nadie hubiera sido capaz de llegar a importarle. Y se odiaba por ello. Ahora veía las imágenes de su juventud, cuando aún la inocencia característica de los humanos no se había visto corrompida. Ahí estaban sus primeros recuerdos, sus primeras amistades, su familia, su hogar. Todos muertos y convertidos en polvo. De pronto, nada, Ya no veía nada, y perfectamente podría haber sido víctima de la ceguera si no fuera porque tenía los párpados cerrados. Permaneció inmóvil, en completo silencio, sin mover un sólo músculo, como cuando al despertar de un plácido sueño cerramos los ojos intentando reanudarlo. Con la única diferencia de que esto no era un sueño. Las alucinaciones llevaban repitiéndose desde entonces, cada vez que intentaba dejarse atrapar por las garras de Morfeo. Nadie, absolutamente nadie era capaz de imaginar con que fuerza añoraba soñar, o simplemente, dormir. Ya no dormía, no lo lograba desde hacía milenios, su cuerpo había dejado de necesitarlo tiempo atrás. La presión en su pecho aumentó momentáneamente, pero no a causa de la ansiedad, pues ya había olvidado la capacidad de inquietarse, ahora ya nada conseguía sorprenderle. Él mismo se hubiera arrojado al vacío con gusto de saber que así hubiera puesto fin a su “vida”, pero esa era su maldición, la vida y la muerte están entrelazadas, y fue por ello que, tras desligarlas, perdió ambas. Al principio no lo notó, se limitó a disfrutar de lo que el creía una vida plena, sin embargo, con el paso de los incontables siglos, su existencia se agrió, todo se le hacía repetitivo, el encanto de su universo que un día le cautivó, se había diluido. Ya no le quedaba nada por hacer, nada por ver, nada por conocer, a excepción de la única cosa que lograría hacerle feliz, una manera de acabar con su injusta existencia.
Volvió a intentar dormir.


I.

12-5-14

domingo, 11 de mayo de 2014

Pequeño mundo

11-5-14

    ¿Acaso no entendéis que esto se me queda pequeño? ¿Que yo necesito conocer, lugares, personas, sensaciones..., da igual, tan solo conocer, descubrir, explorar. No quiero echar raíces, al menos de momento, pero aunque no fuera así, jamás elegiría un lugar tan inmundo como este para hacerlo.

    No estoy diciendo que no vaya a volver, pues, desgraciadamente, lazos afectivos me atan a este lugar, simplemente no quiero tener algo a lo que poder llamar hogar, quiero ser un vagabundo errante, sin rumbo fijo, pues sólo así podré verdaderamente encontrar mi lugar en el mundo (o fuera de él si así se requiriera). No soportaría la idea de quedarme, de establecerme, de formar una familia, me daría asco a mí mismo

Creedme cuando digo que he reflexionado largamente sobre este tema, y sé perfectamente que viviendo tal y como me propongo, estaré solo, pero ahora yo os pregunto: ¿no estáis solos todos y cada uno de vosotros, al igual que yo? La soledad es una condición inherente a mi ser, he de vivir con ella. Sin embargo, cierto es que de esta manera, mi soledad se verá menguada, pues siempre tendré algo por ver y por conocer, por lo que tenderé menos a volcarme hacia mi interior, a aislarme.

Os aseguro que igual o más extraños me resultáis vosotros a mí que yo a vosotros, perdonadme si os sentís ofendidos, pero no concibo como podéis aspirar a quedaros anclados en la mediocridad, sin hacer nada, sin ser nadie, no ya para el mundo, sino para vosotros mismos. Supongo que le otorgamos un sentido diferente a la vida, porque permitidme decir que quedarse en tu rincón original del mundo, en tu zona de confort, no es vivir la vida. La vida es correr riegos, es viajar, ver paisajes inolvidables, conocer gente de todo tipo y condición, descubrir lugares, explorar tierras salvajes, aprender nuevas culturas, y sobretodo, disfrutar.

Con el transcurso de los años os arrepentiréis de no haber sido capaces de intentar nada más

I.

Intento de poesía VIII.

10/05/14

Con el alma en pena,
la mente torturada,
la sonrisa fingida,
y la vista cansada.

La vida como condena,
soy incapaz de olvidar,
de aquel suicida,
la sonrisa serena.

sábado, 10 de mayo de 2014

Intento de poesía VII.

10/05/14

Argénteas lunas,
bañándonos con su luz,
en tu piel reflejada,
iluminando la quietud.

Dibujando runas,
sobre tu pálida tez,
con el alma desgarrada,
hoy eres verdugo y juez.

Intento de poesía VI.

09/05/14
10/05/14

Frío amanecer,
tus ojos color hielo,
cargados de nostalgia,
visibles entre tu pelo.

Pareces desfallecer,
mas no es así, al contrario,
tu desafiante mirada
reta a aquel sol temerario.

viernes, 9 de mayo de 2014

Intento de poesía V.

07/05/14

Náufrago de la humanidad,
profeta del auto-odio,
solo para la eternidad,
¡es todo tan irrisorio!

miércoles, 7 de mayo de 2014

Intento de poesía IV.

07/05/14

Lágrimas de tinta,
por colinas de papel,
lentamente avanzan,
amargas como la hiel.



Así los encripta,
los protege, los guarda;
pues tiene la esperanza
de que todo arda.

Intento de poesía III.

07/05/14

Ahogados en tinieblas,
bajo el oscuro manto,
entre mis brazos te quiebras,
eres toda odio y llanto.



Tu voz se torna débil,
apenas un murmullo,
tus ojos muestran miedo,
temblando te arrullo.

martes, 6 de mayo de 2014

Intento de poesía II.

05/05/14



Tu luz se apagaba,
las lágrimas corrían,
como sendas fluviales,
por tus mejillas.



Yo me marchitaba,
con secas pupilas,
antes manantiales,
ahora baldías.


Intento de poesía I.

05/05/14


Gota a gota
se desangra,
la ilusión,
la esperanza.


Noche tras noche
la buscaba,
la vida,
en mi mirada.


domingo, 27 de abril de 2014

Angustia. (Fragmento de alma V)

14/4/14


     Las paredes se iban estrechando a cada segundo, la atmósfera le oprimía, pinchazos de dolor atravesaban su pecho. Miró a su alrededor, sus ojos buscaban desesperadamente una salida, sin embargo, no conseguía distinguir nada con claridad . La oscuridad le rodeaba, le acosaba, las sobras tomaban las formas de sus demonios, burlándose de ella. Cerró los ojos.

    Intentó silenciarlos. Enmudecerlos. Pero sus risas no hacían más que aumentar, penetrando en sus oídos, recordándole sus errores. Y chilló, chilló con todas las fuerzas que le quedaban, un grito atroz, impregnado tanto por el miedo como por la ira, un grito final, un grito de guerra. Y de rendición.

    Volvió a mirar a su alrededor. Las tinieblas habían recobrado su forma, pero seguían ahí, esperando el siguiente instante de flaqueza, que no tardaría en llegar. Se desplomó en la cama, extenuada, sabía que la próxima vez no sería capaz, la próxima vez se dejaría llevar. Ya no tenía por lo que luchar, ni fuerzas para ello. Cerró los ojos.



I.

Incapaz. (Fragmento de alma IV)

01/04/14

    Los jirones de niebla flotaban indiferentes a la muchacha que, plantada de pie junto al mar, miraba el horizonte, dando un aire mágico al nuevo día. Todo había cambiado, se decía a sí misma, aunque en el fondo de su ser sabía que no era así. Lo había intentado, nadie podría negarle eso, pero no había conseguido cambiar ni un ápice su situación. Estaba exactamente igual que antes, sentía el mismo desgarro en su interior, sin embargo había algo nuevo, algo que le hacía sentirse aún más perdida, pues había gastado, sin éxito alguno, su última carta, y ahora sabía que ya no le quedaba más opción que sentarse a esperar su final. Las pocas fuerzas que le quedaban se habían disipado al no poder salir del pozo en el que se había convertido su vida, y ahora ya lo tenía asumido.Quizás todo fueran imaginaciones suyas, quizás nada fuera real, pero lo parecía tanto...


    El sol empezó a despuntar en el horizonte con uno de los más bellos amaneceres que había visto, haciendo al mar entero brillar con una luz que jugueteaba con la, ya disipándose, niebla. Sin embargo se negó a seguir mirando tan deslumbrante escenario, pues le hacía sentirse avergonzada de su propio ser, y comenzó, muy lentamente, a recorrer el camino de regreso al aparcamiento, como queriendo alargar más allá de lo posible aquel instante.

     Llegó a su coche, y con una temblorosa mano introdujo la llave en el contacto. Al arrancar, se percató del rocío que durante la noche había cubierto las lunas de su coche, el cual le proporcionaba una visión difuminada del ya alejado océano. Tras salir del parking, comenzó a circular por la vía que conectaba con la carretera. Lo había intentado, se repitió, lo había intentado más de mil veces, pero todas y cada de ellas sin éxito alguno. No estaba hecha para vivir en ese mundo, en esa sociedad, no sabía hacerlo, era incapaz. La visión se le comenzó a enturbiar tras las lágrimas que ya empezaban a cubrirle el rostro. Era incapaz. Esas palabras que no conseguía sacar de su mente la estaban torturando. Se aferró con fuerza al volante y se incorporó a la autovía, era temprano, por lo que apenas había tráfico, lo que le facilitaba la conducción en el estado en el que se encontraba. Era incapaz, debería seguir fingiendo ser una más, ya no volvería a intentar huir nunca más. De todas maneras, la vida como humano tampoco estaba tan mal, ¿no?




I.

Retrato de un instante.

18/4/14
      Lentamente el sol comenzaba al ponerse tras las verdes praderas al tiempo en que se veían elevarse a los cielos decenas de humeantes columnas, producidas por la combustión de la madera. Un ave pasaba cerca, su aletear lento se percibía próximo, y tan cerca, se había pasado en el tejado, tan cerca que si se estirara el brazo, podría llegar a ser tocada. En su nido portaba algo, sí, eso era, lleva seca vegetación; se proponía construir un nido. Hermoso espectáculo. Sopló el viento, trayendo consigo un sorprendentemente agradable olor al estiércol; pero la ambientada corriente pasó, y se pudo volver al respirar un aire puro que limpiaba los pulmones, y llenaba de vitalidad el cuerpo. El cielo llameaba en tonos de fulgurantes naranjas, luego rosa, ahora ambos. La magia fluía en el ambiente. El sol se puso.

lunes, 21 de abril de 2014

El baile de máscaras.

27/03/14

El baile llegaba a su fin, se aproximaba la hora de que cada uno de los invitados se retirara a sus aposentos, se desvistiera, y se deshiciera de la máscara que había sido impuesta como único requisito. Al igual que en aquel baile, nosotros nos refugiamos tras algo similar a máscaras, pero de elaboración mucho más compleja, y a la vez más simple. 
Quizás el motivo de las máscaras era el de obtener, al menos por una velada, sinceridad humana, pero con esta especie ya no hay nada que se pueda hacer, dadle a un hombre una máscara y fingirá ser otra persona. Y no estará mintiendo, pues ¿que otra cosa podría hacer? Su auténtico yo, tiempo ha dejó de existir, abrumado bajo la perfección de ese disfraz que le impone la sociedad y ahoga sus verdaderos pensamientos y emociones. ¿Quienes somos ahora, que pese a estar privados de nuestra individualidad nos hallamos más solos que nunca? Sin embargo siempre hay otra opción, la de acudir al baile sin disfraz pero sí con máscara, la de ser sinceros con nosotros mismos y conocer nuestro interior, pero siempre desde el anonimato. Pero aún así, la sensación de soledad no se verá disminuida ni un ápice, sino más bien al contrario, los propios invitados, por muy solos que se encuentren, te verán como alguien que ha de esconderse para poder hablar, y estarán en lo cierto, ya que ellos no necesitan de este requisito para su honradez, pues ya hablan con franqueza todos y cada uno de los días, excepto hoy, pero existe un motivo detrás de todo eso. Ellos nunca han tenido nada importante que decir, y si lo tuvieron, lo olvidaron hace mucho. 

domingo, 20 de abril de 2014

¿Alternativa? (Fragmento de alma III)

21/03/14

Cada paso era un suplicio, sin embargo, no comprendía el motivo, ya que esa era la única decisión que podía considerar enteramente suya. Sabía que esa era la única manera de acabar el juego, de poner fin a su miserable existencia, pero aún así, ahora que por fin había encontrado la determinación necesaria para una última jugada, algo en su interior le creaba indecisión. Tal vez era el instinto de supervivencia; no, se dijo, era alguna otra cosa, pero ¿el que? Entonces lo vio, comprendió que aquello que tanto le había costado decidir era un error, ya que, sí, el mundo podría ser una mierda, sí, su vida también, pero había algo más, algo que le instigaba a vivir, tan sólo debía descubrir el que. Así que se decidió a encontrarle un sentido último a su existencia y, dicho sea de paso, a la vida, empezó por pensar en lo que podría aportarle el al mundo, pero en seguida vio que debía tener poder, o por lo menos fuerzas para dedicar su vida a algún tipo de investigación, y reconoció que, había tenido potencial, pero eso era agua pasada y ya quedaba atrás, ahora debía olvidarse de la vida con la que de niño había soñado. De este modo, el chico lo intentó desde otra perspectiva, pensó en el dolor que causaría a las personas que le rodeaban si daba el paso que se estaba planteando, pero de pronto echó a reír, diciéndose a si mismo que mejor dejaba ese tema de lado. Tan solo le quedaba su amor a la vida como excusa a la que aferrarse, y recordó que siempre había querido recorrer el mundo, ver tantos lugares como le fuera posible, y exprimir la vida hasta el punto que acabara saciado (y empachado) de ella, pero había un gran inconveniente: la soledad, y esto era algo que consideraba irónico, pues a él le encantaba estar asolas consigo mismo, pero sabía que eso no acabaría bien, y que si pretendía seguir viviendo con el experimentar la vida como único motivo, necesitaría encontrar a unas pocas personas que no le causaran la misma repulsión que su propia raza y con las que compartir sus pensamientos y emociones. Mientras pensaba esto, el chico había ido caminando hasta llegar al puente que conectaba la ciudad con la periferia, y ahora observaba, sentado en la barandilla, como titilaban las luces de la gran urbe, al tiempo que él hacía mecer sus pies sobre el lecho seco de un río. Genocidio casi global, pensó instintivamente, esa sería la solución, pero ya no podía esperar más, ni siquiera si se trataba de poder ver la semi-extinción de la humanidad, así que, con una sonrisa en el rostro, dio un último paso y cayó al vacío.

sábado, 19 de abril de 2014

2013


Cálidos vientos del agosto aún por llegar traen los recuerdos de veranos pasados, en los que nuestros ojos aun no se habían encontrado, tiempos en los que aún poseía mi capacidad completa, en los que aún no tenia mis sentidos embotados, y en los cuales no sabia lo que sucedía al enamorarse. Pese a todo soy tan idiota que desearía cambiarlos, pues el tiempo ahora se echa a mis espaldas.