domingo, 13 de julio de 2014

Explicaciones no merecidas.

    Esta vez no escribo con la intención de embellecer nada, sino buscando el desahogo a través de algunas explicaciones, pese a que creo que pocos, o nadie, son merecedores de ellas.

    No son pocos los que no entienden las ganas que tengo de trasladarme a Valladolid, pero esto no es del todo cierto, pues no me agrada demasiado, al menos por el momento, el lugar que ha de acogerme. Lo que yo busco es irme, no ir. Quiero quemar las raíces, que pese a mi mentalidad, he acabado por echar aquí. Necesito desperezarme, quitarme el polvo acumulado tras tantos años y romper con todo. Puede parecer algo drástico, de hecho, lo es, pero de igual modo, es necesario. No penséis que no siento dolor, y he ahí el problema, que no debería. Sé que si me quedo aquí acabaré pudriéndome, marchitándome y apagándome, y la vida es demasiado corta como para perder el tiempo aburriéndose. Esto no significa que no piense volver, pues quiera o no, este ha sido mi hogar, simplemente quiero distanciarme lo suficiente para que no siga teniendo tal apelativo, pues sé, o al menos creo, que mi lugar no está aquí, y cuanto más tarde en partir, más dolorosa será la despedida. Parafraseando a Mägo de Oz, no somos arboles como para echar raíces, sino humanos con piernas para movernos.

13/7/14

I

No hay comentarios:

Publicar un comentario