martes, 23 de septiembre de 2014

Oscuridad.

Corazones desprotegidos esperando el suspiro que los despedace. Miradas marcadas por el miedo de aquello que se esconde tras ellas, sombras más oscuras que cualquier lugar imaginable. Mentes atormentadas. La necesidad de una salida cada vez más acuciante. Huida. Huir. ¿A donde? ¿Que nos queda cuando ya hemos acabado con todo aquello que conocíamos? Destruyámonos. Es el fin de todo, ¿no? La destrucción. No somos más que polvo tomando formas puramente casuales. Odio. Rabia. Sentimientos coléricos. Ya no queda luz bajo la que refugiarnos. Un refugio. Ojalá fuera tan fácil poseerlo como nombrarlo. Todos anhelamos uno, es por ello que creo que lo estamos haciendo mal. ¿De qué refugiarnos? ¿Por qué? La vida debería ser maravillosa. Debería. Tantas cosas deberían ser de un modo distinto. Sombras acechantes por el rabillo del ojo. Sombras que se mueven y desfilan a mi alrededor. Sombras oscuras. La oscuridad lo impregna todo.