Destrozar la calma, leve movimiento,
Insuflar la vida de un cuerpo dormido,
Y ceder el paso a mi susurro hambriento
Para alimentarlo con lo no vivido.
Demorar la angustia con noches de insomnio
Oscuras y eternas, de humedad salada
E índole asesina en este busto bodrio
Entre versos rotos de un alma rasgada.
Permitirme el nombre al que juré silencio
Volviendo de heridas mi irreal pasado,
Conservarlo intacto pese a mis incendios
Mientras yo me aferro a mi proyecto alado.
Desdibujar sueños llenos de vigilia
Sangrando palabras, abriéndome el pecho,
Corromper la excusa que salva que alivia,
Enterrar con fuerza mi rostro en el lecho.
Phy e Iván.