El sol nacía de nuevo, como cada
día, calentando las verdes praderas y ahuyentando con su luz la oscuridad de
todos los rincones a los que alcanzaba. Sus largos brazos desperezaban
acariciando las mejillas de aquellos que esperaban su llegada. El nuevo día ha
llegado, de nuevo a la vida podemos volver, diciendo adiós a las tinieblas. Sin
embargo no todo agradece la majestuosidad del sol, hay a quien solo le sirve
para recordarle que el resto siguen vives, que en ellos la oscuridad la puede
ahuyentar un poco de luz, y no al revés. Luz. Ojalá fuera tan sencillo para
todos, ¿no?
14/10/14
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