jueves, 22 de octubre de 2015

He vuelto. Más o menos.

Quizás sea la noche
de mis días.
Quizas sea el cansancio.
De hablar.
De gritar.
De escribir mentiras.
De sentir que todo lo que pueda decir
ha sido ya dicho
y de mejor forma.
Que todo
ha sido ya sentido.
De vaciarme.
O simplemente, quizás,
me haya vuelto tan gilipollas
para no saber, en absoluto,
poner una palabra
detrás
de otra.
Cómo pretendo
siquiera intentarlo.
Si no tengo ni idea
de hacerlo.
Ni he tenido.
Ni tendré.
Limitarme
a no tener voz.
A asquearme.
A sentir que todo
es una copia de todo.
Que somos.
Resignarme
a la cotidianidad de lo absurdo.
No poder más que lamentarme
por el penoso espectáculo
que damos.
Revolviéndonos,
moribundos,
en el fango.
20/10/15

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